Con los dispositivos conectados cada vez más extendidos, vemos cómo cada vez más fabricantes nos obligan a crear una cuenta con ellos para poder utilizar la app móvil que nos permitirá gestionar el dispositivo.
Hace algún tiempo vimos aparecer este efecto en los routers, sobre todo con el Eero y el Google Wifi. Hoy en día, encontrará este tipo de práctica con cada vez más marcas, como Linksys, Netgear o TP-Link. Cada una funciona a su manera, pero el resultado es siempre el mismo.
Es una práctica que no está exenta de consecuencias, incluidos los posibles problemas de confidencialidad y seguridad. Veamos las diferencias entre la interfaz web y la aplicación móvil.
Para gestionar su red doméstica, suele tener dos opciones: una aplicación móvil y una interfaz web. Algunos routers te obligan a elegir una u otra. Otros ofrecen ambas.
La interfaz web de usuario
La interfaz web siempre ha sido la forma estándar de controlar todos los routers domésticos. Como su nombre indica, se trata de una página web que se utiliza en un navegador, como Google Chrome, Microsoft Edge o Mozilla Firefox.
Por defecto, la interfaz Web está pensada para el acceso local. Puedes gestionar tu router, y por tanto tu red doméstica, cuando estés en casa.
Si tienes conocimientos de gestión de redes, puedes configurar el acceso remoto a través de DNS dinámicos para controlar tu casa y gestionar las cosas a distancia. Es un poco menos directo, pero sigue estando bajo tu control. En la mayoría de los casos, sólo estáis implicados tú y tu router.
Ventajas de la interfaz web
Aunque el aspecto de la interfaz web puede intimidar al principio, utilizarla para gestionar el router tiene muchas ventajas:
- Fácil acceso: todos los ordenadores (y smartphones/tabletas) tienen navegador. Por eso, cuando un router es accesible a través de una interfaz web, puedes gestionarlo directamente. No es necesario instalar previamente ninguna aplicación. (En otras palabras, el navegador es una aplicación preinstalada disponible en todos los dispositivos).
- Común a todos los dispositivos: independientemente del dispositivo que utilices, ya sea un Mac, un ordenador con Windows o un dispositivo móvil, la interfaz web sigue siendo la misma. Y lo que es más importante, las interfaces de la mayoría de los fabricantes funcionan más o menos igual. Así que si sabes cómo gestionar un router a través de la interfaz web, lo más probable es que puedas hacerlo en cualquier otro router.
- Personalización en profundidad: la mayoría de las interfaces Web, si no todas, permiten acceder a todos los ajustes y funciones del router.
- Mayor confidencialidad: por lo general, no es necesario registrar una cuenta de acceso con el fabricante para utilizar la interfaz web. Tu router, y por tanto tu red doméstica, no estarán constantemente conectados al fabricante. Por defecto, ningún tercero tiene acceso a lo que usted y su familia hacen en línea.
En resumen, utilizar la interfaz web significa que eres el dueño de tu red doméstica, del router y que puedes hacer lo que quieras con él sin pasar por terceros.
La aplicación móvil
Utilizar una aplicación móvil para gestionar tu red es una forma nueva y muy de moda de hacer las cosas, que empezó con el auge de los smartphones y las tabletas.
Presionados por una nueva generación de usuarios que en general carecen de paciencia y no se molestan en utilizar un ordenador de verdad, la mayoría de los fabricantes de routers han desarrollado una aplicación móvil como alternativa (o complemento) a la interfaz web.
Se supone que la aplicación es fácil de usar para los usuarios, lo cual es bastante cierto en general. Pero la intención detrás de la aplicación a veces puede ser problemática.
La aplicación móvil: todo gira en torno a tus datos
¿Te has preguntado alguna vez cómo la aplicación de tu teléfono está conectada al router de tu casa? No hay magia: lo que se utiliza es tu información personal.
De hecho, la explotación de la información personal es tan lucrativa que muchas empresas, como Google (el fabricante de Google Nest Wifi) o Amazon (propietaria de Eero), han llegado a eliminar por completo la interfaz web de sus routers para convertir la aplicación en la única opción posible para gestionar el router. Otros intentan forzar artificialmente a los usuarios a utilizar la aplicación.
Problemas al utilizar la aplicación móvil
El problema más obvio es que si no tienes un smartphone o una tableta, no puedes comprar inmediatamente un router de Google o Amazon.
Sin embargo, es justo decir que el usuario que compra un router para sustituir a su buzón de internet suele estar bastante al día en lo que a tecnología se refiere, por lo que es muy probable que posea un smartphone. Pero los riesgos no acaban ahí:
- Problemas de privacidad: Cuando se requiere la creación de una cuenta (que es casi siempre el caso), el router y la aplicación se conectan al fabricante en todo momento. Como resultado, tu privacidad puede verse comprometida. Esto se debe a que el servidor al que te conectas puede estar vigilando algunas o todas tus actividades en línea.
- Tu objetivo: si te preguntas por qué una empresa quiere recopilar datos sobre tu red, la respuesta es, entre otras cosas, la publicidad. Tus hábitos en Internet nos dicen mucho sobre lo que has comprado y lo que vas a comprar. Este tipo de información, recopilada a lo largo del tiempo, es una mina de oro para el receptor. En otras palabras, usted se convierte en el producto. En la mayoría de los casos, la comodidad de usar la aplicación es sólo una pequeña ganancia si se tiene en cuenta la cantidad de datos que la aplicación (y el fabricante) recopilan en tu red.
- Ajustes y funciones de red limitados: en general, la aplicación no tiene el mismo nivel de acceso a los ajustes y funciones de un router que la interfaz web. El tamaño de la pantalla y la potencia del dispositivo móvil son factores limitantes.
- Experiencia desigual: el proveedor tiene que diseñar la aplicación para una plataforma específica (iOS o Android), y luego para tamaños de pantalla concretos. Y eso es mucho trabajo. Así que la aplicación puede funcionar bien en un dispositivo pero no en otro. Probablemente no tendrás la misma experiencia utilizando la aplicación en distintos dispositivos.
Por ejemplo, utilizar una aplicación móvil creando una cuenta significa que en realidad no eres dueño de tu red. En su lugar, tienes que pedir "permiso" a otra parte o, al menos, notificárselo antes de hacer cualquier cambio en el material.
Es como si tuvieras que pedir permiso a un fontanero o avisarle cada vez que usas el baño, porque entonces conocería tus actividades y hábitos en el baño.
También hay riesgos de seguridad. El propio proveedor puede ser pirateado, y cuando eso ocurre, no tienes ni idea de quién se hará con los datos recopilados en tu red doméstica y qué hará con ellos.
Ha ocurrido y volverá a ocurrir.
Ubiquiti, por ejemplo, notificó a sus usuarios a principios de 2021 un fallo de seguridad en el uso de su aplicación y una posible fuga de datos. Básicamente, si utilizas uno de sus routers como el AmpliFi HDY nadie puede garantizar con certeza que su cuenta estará siempre segura en el futuro.
Conclusión
Cuando compras un producto, deberías poder usarlo como mejor te parezca. Al fin y al cabo, es tuyo. Los dispositivos basados en aplicaciones, hasta cierto punto, convierten al fabricante en el verdadero propietario de tu dispositivo, o incluso de tu red.
Además, la gestión de la red puede ser bastante compleja. Cuanto más puedas profundizar en los parámetros de control de tu router, más probabilidades tendrás de sacarle el máximo partido. La interfaz web suele ofrecerte estas posibilidades. Por otro lado, las aplicaciones móviles tienden a simplificar las cosas. Como resultado, el uso de la aplicación puede hacer que pierdas de vista ciertos aspectos importantes.
Por último, ten en cuenta que aunque optes por la interfaz web, algunos routers (de Netgear, TP-Link, Linksys, etc.) siguen exigiendo que crees una cuenta y vincules tu red doméstica a ella. En este caso, no estarás mejor en términos de confidencialidad que si utilizas una aplicación.
Esto es lo que debes recordar: evita crear cuentas con fabricantes siempre que puedas. A veces basta con un poco de cuidado durante la configuración inicial.